Martín Suso
Santa Cruz de la Sierra - En Bolivia se dice que cuando parece que el país está a punto de estallar, la ciudadanía logra revertir la situación y salir adelante. De otra parte, nunca mejor aplicada que hoy la máxima de que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. En estas semanas que siguieron al Referéndum revocatorio del 10 de agosto las tensiones se agudizaron, revelando con crudeza la apuesta de sectores de derecha, desesperados ante un panorama adverso a sus intereses. En aquella consulta ocurrió lo impensable: más de un 67% de los votantes ratificó en sus cargos al presidente Evo Morales y a su vice; una victoria en 99 de las 112 provincias del territorio nacional. Los resultados son extraordinarios, sobre todo tomando en cuenta que en los escasos dos años y medio de gestión de gobierno no hubo logros espectaculares que tocaran la vida cotidiana del pueblo; además, cualquier analista político sabe que en toda administración nueva hay un desgaste natural e incluso calculable ¡que en este caso no ocurrió! Por el contrario, hubo crecimiento electoral favorable al gobierno nacional en ocho de los nueve departamentos, incluyendo los cuatro de la denominada Media Luna (Pando, Beni, Tarija, Santa Cruz).
Con poco ausentismo y excelente comportamiento, el pueblo tuvo oportunidad de participar en un mecanismo alternativo de resolución de conflictos sociopolíticos, toma de decisiones y reivindicación de demandas, colocando en el tablero un porcentaje espectacular que, pronto se supo, no todos están dispuestos a interpretar de forma positiva. El mencionado Referéndum no preguntaba únicamente por la continuidad del presidente y vice, sino también por la de los prefectos (especie de gobernadores departamentales) y en este caso hay que advertir que cuatro de los más hostiles también fueron ratificados. A ellos se suma la prefecta de Chuquisaca, una campesina cooptada por las élites de poder y ex simpatizante del MAS. Como muestra de los intrincados vericuetos políticos del país, esa mujer fue alfabetizada hace no mucho gracias al método "Yo sí puedo"...La derecha agudiza la confrontación
Aunque los resultados del Referéndum indican que una porción mayoritaria de la población optó por garantizar y profundizar el proceso de cambio propuesto por el MAS, los grupos de poder de los cinco departamentos mencionados iniciaron sin demora una nueva fase de confrontación. Para ello sus comités cívicos han reactivado el Conalde (Consejo Nacional Democrático) que opera de hecho como el partido de oposición derechista, habida cuenta del desprestigio absoluto y desaparición de los partidos tradicionales. Algunos analistas han denominado a esa fase como la del "síndrome de la fiera acorralada" y consiste básicamente en lo siguiente:
a. Desconocimiento práctico del gobierno central. A esto se suma la permanente humillación pública de la figura del presidente a través de insultos, algunos de franco tinte racista, así como la toma violenta de aeropuertos para impedir sus viajes y de esa forma ridiculizarlo, mostrándolo como incapaz de transitar y gobernar en su propio país.
b. Campañas articuladas de desinformación en los grandes medios de comunicación. Sus mensajes desconocen sistemáticamente cualquier logro del gobierno, le atribuyen responsabilidad sobre cualquier problema, y al mismo tiempo presagian de manera constante toda clase de males y desgracias para el país.
c. Procesos para implementar autonomías departamentales fuera de los marcos de la Constitución Política del Estado vigente. Incluyen la redacción de estatutos propios que en la práctica relegan al gobierno central a roles decorativos. Es interesante advertir que, por ejemplo en Santa Cruz, a pesar de los millones de dólares invertidos en propaganda, hubo un notable ausentismo durante la ilegal consulta del 4 de mayo. Además, según diversos sondeos, sólo un 7% de los votantes había hecho una lectura mínima de dichos estatutos.
d. A lo anterior se debe agregar las diferentes propuestas desembozadas de fragmentación del país, que van desde las "autonomías" mencionadas hasta la fórmula "un país, dos sistemas" y aún la conformación de una confederación independiente en la región oriental.
e. Toma de entidades estatales tales como aduanas, oficinas de recaudación impositiva, institutos regionales de reforma agraria, delegaciones presidenciales, puntos de control caminero, que son ocupadas y en ocasiones destruidas sus instalaciones. Ataques a ONG´s, radioemisoras comunitarias y sedes de organizaciones populares, campesinas o indígenas. Desde finales de agosto se han bloqueado las principales carreteras del oriente y sudeste del territorio nacional.
f. Amenazas a toda persona que ose expresar opiniones contrarias a las de los grupos de poder mencionados; los nombres son publicados en listados y se les decreta la muerte civil. También han sufrido golpizas, incendios intencionales y ataques con bombas y armas de fuego.
g. Organización, entrenamiento y financiamiento de grupos de choque. Se destaca la Unión Juvenil Cruceñista, que incluso es dislocada y movilizada desde Santa Cruz hacia diferentes puntos de la Media Luna. Por el momento operan en público con escudos del tipo antimotines, gruesos garrotes de madera y bengalas, aunque hay ya antecedentes en el uso de armas de fuego. Su composición se basa en el reclutamiento de marginales y maleantes. En la ciudad de Santa Cruz han llegado al extremo de cercar y hostigar durante un día completo al cuartel central de la policía; posteriormente atacaron y golpearon en la vía pública al comandante general.
h. Inoperancia casi absoluta y sometimiento a las elites locales por parte del Poder Judicial y de las Cortes Departamentales Electorales en los cinco departamentos mencionados.
i. Coordinación visible con la embajada de los EEUU y recepción de financiamientos vía USAID. El propio embajador Goldberg recorre el país y sostiene reuniones periódicas con diferentes personeros de la derecha, a pesar de las advertencias de la cancillería.
Complejidades de la realidad boliviana
Con el quiebre del modelo vigente en torno al año 2003 acabó un bloque histórico y el país entró en fase de transición hacia otro nuevo. Cayeron en crisis el ordenamiento económico neoliberal, el modelo de saqueo y entrega de los recursos naturales al capital privado y transnacional, y el papel del Estado como ente sometido y al servicio del capital. Dicho proceso dio inicio a una reconfiguración del poder político, así como al cuestionamiento de ciertas prerrogativas con las que contaron grupos económicos de poder (agroindustriales y empresarios).
Expulsados del gobierno central, hacia el año 2005 se atrincheraron en sus espacios geográficos regionales y dieron inicio a la estrategia de resistencia cuyas características describimos más arriba. Hay que reconocer que lograron trabajar con astucia ciertos temas y demandas, hegemonizando reivindicaciones históricas y colocando a la vez el propio proyecto político en sectores populares. ¿Cómo se explica que representantes del modelo fracasado hayan conseguido como promedio un apoyo del 61% en el Referéndum revocatorio del 10 de agosto? Más allá de la violencia a la que hicimos referencia, y que ciertamente opera como una fuerza a tener en cuenta, existen recursos eficaces de tipo simbólico. Según las investigadoras Carla Espósito y Helena Argirakis los fundamentales son:
1.Presentación de una polarización política maniquea que muestra dos Bolivias: la occidental (fracasada, parásita, retrógrada, compuesta por una "raza maldita" indígena) y la oriental (exitosa, motor de la economía nacional, pujante, moderna, racialmente blancoeuropea). Esto es nutrido con la construcción de mitos fundantes que muestran un desenvolvimiento histórico independiente, confrontaciones tempranas con los poderes coloniales, origen diferente de las corrientes de la conquista española, etc. Se oculta el hecho de que la región oriental, y en particular Santa Cruz, fueron beneficiadas desde 1952 por las propuestas de los EEUU a través del Plan Bohan, para un desarrollo agrícola que contó con abundantes recursos financieros, políticas migratorias internas respaldadas por el gobierno central, y proyectos de articulación caminera. Se esconde además el hecho de que durante décadas las deudas privadas de terratenientes fueran asumidas por el Banco Central (y pagadas por tanto por el pueblo) y que en tiempos de la dictadura de Hugo Bánzer fueran otorgadas fraudulentamente cientos de miles de hectáreas de tierras a los que hoy pretenden mantener su función como dueños del poder, en un proceso de re-feudalización de la sociedad.
2. Presentación del tema regional (oriente versus occidente) como la principal contradicción que explicaría todos los problemas del país.
3. Aprovechamiento de la demanda histórica por una auténtica descentralización político-administrativa, que es sintetizada, traducida y manipulada en la expresión "autonomía", asumida hoy acríticamente por un notable porcentaje de la población de Santa Cruz, Beni, Pando, Chuquisaca y Tarija.
4. Construcción de una "identidad regional" que aparece como suma de virtudes y tiene expresiones locales (lo camba para Santa Cruz, lo chapaco para Tarija) utilizando vocablos que hasta hace dos décadas eran aplicados con una connotación peyorativa a campesinos e indígenas, y hoy se asumen como compendio de perfecciones. De esa forma, lo camba, por ejemplo, se presenta como sinónimo de persona alegre, trabajadora, emprendedora, puntal de gestas civilizatorias contemporáneas, ligada a la modernidad, defensora de los valores del primer mundo y el capitalismo desarrollado, portadora y promotora de una estética de tipo anglosajón, etc. En contraposición, el occidente boliviano (en realidad, el universo indígena) sería entonces una suma de atrasos y desgracias. Se oculta el hecho del notable flujo migratorio interno desde el occidente hacia el oriente, y el sustantivo aporte de pequeños colonos, artesanos, comerciantes y profesionales que en la actualidad ven amenazadas sus propias identidades y culturas, o en el peor de los casos se sienten obligados a enmascarar o renegar públicamente de las mismas, con el fin de sobrevivir en sociedades sometidas por el terror y el racismo.
¿Qué vendrá?
En la actual fase de transición es difícil saber qué puede ocurrir. La apuesta de la derecha vernácula por la vía de la confrontación es una evidencia palmaria. Demuestra una vez más que su proyecto no pasa por el país, y que está dispuesta a llevar las tensiones hasta donde sea necesario, aún a costa de una debacle nacional; la desesperación la ciega. Ha fracasado en sus intentos de recibir respaldo regional o internacional y sólo le resta hacer arder a la nación; para ello ha decidido tomar las calles en cinco de los nueve departamentos de Bolivia.Por el otro lado, el gobierno central ha demostrado una parsimonia que en ocasiones confunde. Resulta evidente que evitó, hasta extremos insólitos, la represión y confrontación directa; evitó además movilizar a sus bases en las regiones conflictivas. Evo Morales ha expresado que no gobernará sobre la sangre de su pueblo. Sin embargo, estas posiciones, así como sus llamados al diálogo, son inmediatamente interpretados por los grupos de derecha como señales de debilidad, lo cual los lleva a probar nuevas vueltas de tuerca. Con un respaldo del 67% a su gestión, quizá para el gobierno ya sea tiempo de promover otro tipo de acciones y medidas.